#012 Modelos mentales con Shane Parrish
Un modelo mental es un mecanismo que trata de explicar el funcionamiento del mundo real. Entenderlos y saber aplicarlos nos puede ayudar a movernos en el día a día, disminuyendo el riesgo a equivocarnos y tomando mejores decisiones. Tanto en la vida como en los negocios.
Hoy repasamos los ocho modelos mentales recogidos en el primer volumen publicado por Farnam Street, un sitio web lleno de recursos para aprender a pensar mejor y perfeccionar la toma de decisiones. Shane Parrish es quien lo lidera y difunde conocimiento constantemente.
Círculo de competencia
El primer modelo mental es el que nos hace preguntarnos si sabemos lo que entendemos y lo que no. Es básico hacerlo para saber dónde se puede mejorar y dónde se puede adquirir más conocimiento.
Un círculo de competencia es un área imaginaria en el que hay todo lo que cada uno sabe. Para aumentar las probabilidades de éxito, hay que operar dentro de lo que hay en ese círculo. Pero también hay que tratar de expandirlo con el paso de los años.
Pensamiento de primeros principios
Este modelo es uno de los más efectivos para encontrar soluciones a situaciones complejas de una forma creativa. Se trata de quedarse con los fundamentos y con la esencia de las cosas. De preguntarse el porqué de todo.
Las preguntas socráticas son una buena herramienta para practicar el pensamiento de primeros principios. Hacen que no dependamos de nuestro instinto y limitan las respuestas emocionales:
¿Qué crees exactamente sobre esto?
¿Cómo puedo saber que es verdad?
¿Cómo puedo argumentarlo?
¿Qué puede pensar el resto?
¿Qué consecuencias hay si estoy equivocado?
Experimento de pensamiento
El esquema que más nos puede ayudar a tomar mejores decisiones, entender qué es lo que realmente queremos y saber cuál es la mejor forma de llegar ahí es el experimento de pensamiento. Nos hace tener un pensamiento lógico y a hacer frente a cuestiones nada fáciles de resolver.
Muy equiparable al método científico, este modelo mental tiene estos pasos:
Hacerse una pregunta
Hacer investigación
Construir una hipótesis
Testear con experimentos
Analizar los resultados y llegar a conclusiones
Comparar con las hipótesis y ajustar
Usar esta herramienta en el día a día requiere trabajo. Pero cuanta más frecuencia de uso, mejor se entienden las relaciones de causa y efecto en lo que nos pasa. Antes de conversar sobre algún tema del cuál dudamos, es conveniente seguir los pasos de este modelo para luego razonar con sentido.
Pensamiento de segunda orden
Todo el mundo es capaz de anticiparse a los resultados inmediatos de las acciones que hace. Sin embargo, el pensamiento de segunda orden nos invita a pensar en los efectos posteriores a los resultados inmediatos.
Existen dos áreas donde los pensamientos de segunda orden pueden ayudarnos en el día a día:
Priorización de intereses a largo plazo por encima de las ganancias inmediatas. Por ejemplo, los dulces o alimentos ultraprocesados pueden darnos un placer inmediato, pero hay que pensar en cómo va estar nuestro cuerpo en unos años. Como bien dice Naval Ravikant, “Play long-term games, with long-term people”.
Construcción de argumentos efectivos. Tratamos de persuadir y convencer cada día. En el trabajo, con la familia o con los amigos. Tener en cuenta las consecuencias de segundo orden hace que los argumentos ganen peso.
Pensamiento probabilístico
Este modelo consiste en aproximar y estimar, usando herramientas matemáticas y la lógica, la probabilidad de que se dé algún suceso concreto. Es un método ideal para mejorar la precisión de nuestras decisiones en un mundo tan cambiante y complejo. Hay tres aspectos a tener en cuenta:
Pensamiento Bayesiano. Cada persona tiene una información limitada y útil. Es importante que, al aprender cosas nuevas, pongamos por delante lo que ya sabemos y ser cauto con los datos más recientes.
Curvas de colas largas. Son bien distintas a las curvas en forma de campana. Y cuando las veamos, tenemos que pensar que es mucho más frecuente que se den eventos extremos. La distribución de la altura de las personas, por ejemplo, adopta un gráfico en forma de campana. Pero cuando estudiamos la riqueza de la población, hablamos de una curva con colas largas.
Asimetrías. La gran mayoría de las estimaciones que hacemos son demasiado optimistas. Tanto con las inversiones personales como con pequeñas aproximaciones como el tráfico o el tiempo que le dedicamos a cada tarea.
Inversión del orden
Muchas veces es óptimo empezar a analizar un problema desde el inicio. Pero hay ocasiones en las que vale la pena invertir el orden y comenzar por el final.
Pensar en conceptos contrarios puede hacernos llegar a conclusiones que podríamos no plantearnos de inicio. Por ejemplo, si en tu empresa quieres innovar, cuestiónate también qué cosas desincentivan la innovación. O si buscas hábitos para llevar un estilo de vida sano y saludable, también pregúntate cuáles harían llevarte a la miseria.
Este cambio de punto de vista nos hace entender mejor los problemas que afrontamos.
Occam’s Razor
La esencia este modelo mental es que deberíamos siempre quedarnos con las explicaciones más simples, por encima de las complejas. Es una buena forma de tomar decisiones rápidas sin tener toda la información al abasto. Hay que saber identificar las situaciones donde no necesitamos entrar en profundo detalle y priorizar la rapidez.
Hanlon’s Razor
Este modelo mental nos enseña a dejar a un lado los prejuicios. Estamos muy acostumbrados a pensar lo peor cuando nos pasan cosas. Si alguien llega tarde, lo hace por fastidiarnos. Si alguien no nos felicita por algo, es porque es muy egoísta. Este enfoque nos hace cambiar la mentalidad. Se trata de darle a la gente el beneficio de la duda para, así, ser más empáticos, racionales y tener mejores relaciones.