#025 Liderar con significado y autenticidad
Resumen del libro Business Secrets of the Trappist Monks, de August Turak.
Los monjes trapenses de la abadía de San Sixto, en Bélgica, hacen una de las mejores cervezas del mundo y venden 60,000 cajas al año.
Los monjes de la abadía de San José en Spencer, Massachusetts, venden cada año más de 1 millón de jarrones de fruta en conservas a través de tiendas de comestibles.
Son dos datos que nos deja el libro que repasamos hoy. Business secrets from the trappist monks es una obra escrita por August Turak, emprendedor que se adentró durante dicisiete años en el día a día de los monjes de Mepkin (Carolina del Sur).
La forma en que los monjes hacen negocio inspiró al autor y aplicó muchos de los aprendizajes en sus compañías. Es un libro realmente inspirador para reflexionar sobre la razón de ser de una compañía. Hoy hablamos de:
El desinterés para liderar
La importancia de tener una misión
El foco en la comunidad
Cómo generar confianza
La virtud de la autenticidad
Desinterés
Los mejores líderes saben que cuanto más foco pongan en hacer exitosos a otros, más éxito van a tener ellos mismos.
Las personas realmente buenas en ventas son capaces de olvidarse de ellos mismos, de su producto y de sus comisiones para concentrarse en servir a las necesidades de los clientes. Cuando esto sucede, las comisiones vienen solas. Asimismo, cuando las compañías se centran en servir a sus clientes, los beneficios llegan. El desinterés es una de las claves con las que los monjes trapenses entienden los negocios y la vida.
El autor asegura que, tanto a nivel profesional como personal, debemos buscar una transformación desde el egoísmo hasta el desinterés. Si queremos algo de los demás, debemos ofrecer primero. Y siempre hay algo que ofrecer.
Como veremos a continuación, el paso más relevante para conseguir una compañía con desinterés es establecer una misión digna de ser servida.
En los negocios buscamos siempre los beneficios. Pero los beneficios no son el objetivo de los negocios. Son simplemente una forma de medir cómo estamos consiguiendo nuestra misión. El objetivo último de los monjes trapenses no es el beneficio. Ni siquiera lo es convertirse en la entidad preferida de los clientes. Lo que deberíamos tener siempre presente es el hecho de mejorar la calidad de vida de nuestros clientes.
Misión
Definir una misión e inculcarla en el proceso de toma de decisión de la empresa debería ser la prioridad máxima.
La razón que mejor explica por qué pocas empresas llegan a su potencial máximo es que, a diferencia de los monjes trapenses, su misión es demasiado pequeña. Para los monjes trapenses, la forma de servir a Dios es sirviendo a los demás fabricando productos especializados con un grado de excelencia altísimo. Y sus resultados son magníficos.
Es muy común que en las compañías veamos declaraciones confusas, irrelevantes y que no consiguen inspirar. Esto es así porque los ejecutivos responsables de articular la misión están más centrados en acabar todas las tareas, en vez de pensar en el porqué hay que hacer cada cosa.
Como consecuencia, cuando un tema relevante para el largo plazo de una empresa se enfrenta con la exigencias de la ejecución en el corto plazo, lo más conveniente gana.
Los 7 principios que definió August Turak al arrancar su compañía:
La gente es lo primero. Conseguir que hubiera un desinterés para servir a los clientes era más importante que el dinero.
Expectativas altas. Si había algo más relevante que el dinero, también había unos objetivos mayores que los que solo querían hacer negocio.
Compasión. No significa que no se pudiera echar a alguien. La idea era ayudar al máximo al equipo para dar su mejor versión.
Comunidad. El todo es más importante que la suma de las pequeñas partes. La gente tenía que estar dispuesta a sacrificar sus intereses por los de la comunidad.
Responsabilidad. Cada trabajador tenía ownership sobre lo que hacía. Turak creó una cultura de objetivos en los que se cambiaba el “lo intentaré” por el “lo haré”.
Comunicación abierta. Profesionalmente, se tenía que dar y recibir feedback en el momento oportuno. Personalmente, siempre habría alguien con quien hablar de sus preocupaciones.
Honestidad. No había nada que esconder al hablar de las motivaciones de cada uno.
Comunidad
El máximo rendimiento surge de la presión de grupo de una comunidad que trabaja por una misión común.
Otro de los aprendizajes que podemos obtener de cómo plantean los negocios los monjes trapenses es el foco en la comunidad. El autor defiende que las personas somos más felices y estamos más satisfechas cuando nos sacrificamos por algo mayor que nosotros mismos. Y una de las cosas por las que es digno sacrificarse es la comunidad.
Confianza
El liderazgo real se construye con persuasión, y la persuasión se basa en la confianza.
No hay nada como la confianza para llevar un negocio fluidamente. Y hay que aprovecharlo porque no es un recurso escaso. Sin embargo, es un activo muy frágil. Cuando se pierde, puede que sea imposible volver a crearla.
El libro cuenta con nueve consejos para generar y mantener confianza:
Conviértete en alguien creíble. Lo semejante atrae a lo semejante, y si inviertes en convertirte en una persona en la que otros puedan confiar, las personas en las que tú puedas confiar se sentirán atraídas por ti.
Cumple tus promesas. La marca más segura de una persona digna de confianza es quien cumple sus promesas.
Comprométete poco y cumple más de lo prometido. Asegúrate de que sólo haces promesas que sabes que puedes cumplir. Mucha veces nos comprometemos en exceso para conseguir respeto. Pero el respeto es cumplir las promesas que hacemos.
Está dispuesto hacer promesas. Las personas poco fiables se niegan a hacer promesas. Recuerda que negarse a tomar una decisión no es más que otro tipo de decisión.
Protege tu marca personal. Acostúmbrate a pensar cómo tus decisiones afectan a tu marca personal.
Evita la ambigüedad. La ambigüedad acaba con la confianza. Recurrimos a frases como "lo intentaré" para poder negar la realidad cuando no cumplimos lo prometido. Muchas de las controversias surgen cuando las partes implicadas no han sido claras y específicas desde el principio sobre quién promete qué a quién y cuándo.
Institucionaliza el cumplimiento de promesas. Cada tarea crítica debería que tener su propio rastro documental que incluyera un claro entendimiento de quién está implicado, la promesa hecha y los criterios por los que se podía determinar que la promesa se había cumplido.
No hagas que la gente pueda dudar. Si haces que la gente te acose por una promesa, ya has perdido la mitad de tu credibilidad. Nada genera más confianza que anticiparse a tus obligaciones y cumplirlas sin que te lo pidan.
Comunica, comunica, comunica. Se puede entender que no todo el mundo pueda cumplir sus promesas, pero no hay excusas cuando se falla en comunicar que no somos capaces de llevar algo a cabo. Solemos evitar comunicarnos por miedo a admitir fracaso, pero esto solo lleva a los otros a pensar que no teníamos intención de mantener la promesa.
Autenticidad
La última lección que podemos sacar del libro es que todos los grandes líderes comparten la virtud de la autenticidad. Los grandes líderes son personas auténticas, y su autenticidad, es un subproducto del autoconocimiento.
Según Turak, la mejor forma de ser auténtico y de conocerse a uno mismo es buscar retos que nos hagan salir de la zona de confort. Leer, hacer introspección o hablar con algún coach puede ser valioso, pero no sustituyen salir al mundo real y vivir experiencias para ver quién realmente somos.
Según el autor, el éxito en los negocios suele depender más de los intangibles de las relaciones interpersonales que otros factores como las barreras de entrada o el mercado. Un equipo que sirve a una misión en un ambiente de confianza, será exitoso en casi cualquier negocio. Esto es lo que los monjes trapenses demuestran al mundo.