#040 Cómo crear relaciones de confianza
Resumen del libro "Cómo trabajar con (casi) todo el mundo"
Ken Norton acuñó el rol de product manager en el ámbito digital trabajando en Google durante 14 años. Cuando descubrí la lista de sus libros recomendados, no dudé en leer lo que para él es su “guía favorita para empezar bien una relación y mantenerla sana y vibrante”.
Hoy te traigo el resumen de “How to work with (almost) anyone”, un libro corto pero con muchas ideas accionables para mejorar tus relaciones con compañeros de trabajo, jefes, personas que diriges e incluso clientes.
La mejor relación posible
El autor introduce el concepto de “la mejor relación posible” para referirse a la aspiración de conseguir crear y mantener relaciones personales sanas y fuertes en el trabajo.
"La mejor relación posible" no significa que nunca haya momentos difíciles, sino que hay compromiso y capacidad para reparar el daño y seguir adelante. Hay tres atributos fundamentales en una relación sana: seguridad, vitalidad y reparabilidad:
La seguridad consiste en eliminar el miedo. Amy Edmondson, de Harvard Business School y defensora de la idea de seguridad psicológica, lo define así: La creencia de que uno no será castigado ni humillado por expresar ideas, preguntas, preocupaciones o errores, y de que el equipo es seguro para asumir riesgos interpersonales.
La seguridad psicológica crea éxito individual y de equipo al desbloquear los beneficios de la diversidad y ampliar la capacidad de innovar.
Vitalidad significa construir una relación de trabajo con la combinación adecuada de apoyo y desafío, en la que cada uno tenga la mejor oportunidad de hacer un trabajo que importe, asumir la responsabilidad, tomar sus propias decisiones, aprender y crecer.
Debe haber un elemento de energía o excitación en la relación. El autor lo define como “la voluntad de empujarse mutuamente, pisar el límite y explorar los límites”.
Reparable se refiere a la realidad de que todas las relaciones tienen cierto grado de fragilidad y tendrán momentos en los que ambas se resquebrajen. En la gran mayoría de casos, estos baches se pueden superar.
La conversación clave
En el centro de “la mejor relación posible” está una “conversación clave” que hay que afrontar con esa persona con la que quieres mejorar el vínculo.
La conversación clave se basa en las siguientes cinco preguntas:
La pregunta amplificadora: ¿Qué se te da bien?
La pregunta constante: ¿Cuáles son tus preferencias?
La pregunta de la buena cita: ¿Qué puedes aprender de tus relaciones anteriores?
La pregunta de la mala cita: ¿Qué puedes aprender de relaciones pasadas frustrantes?
La pregunta reparadora: ¿Cómo lo arreglarás cuando las cosas vayan mal?
La pregunta amplificadora: ¿Qué se te da bien?
El objetivo de hacer esta pregunta es comprender las áreas de especialización de la otra persona. Esto te permite aprovechar el talento compartido, creando una sinergia en la que ambos brilláis más.
Comparte y pide a la otra persona que hable de sus momentos cumbre, sus talentos, lo que le gusta hacer y se le da bien, y de cuándo tiende a brillar. Cualquier persona es más feliz y tendrá más éxito si utiliza sus puntos fuertes la mayor parte del tiempo.
Sin embargo, ser bueno en algo no lo convierte automáticamente en un punto fuerte. La “trampa de la competencia” te atrapa haciendo lo que se te da bien pero no te satisface. Por ello la siguiente pregunta es relevante.
La pregunta constante: ¿Cuáles son tus preferencias?
En el lugar de trabajo, es básico entender los hábitos y estilos de trabajo de cada uno. De este modo, se pueden identificar las similitudes y diferencias que pueden dar lugar a una colaboración intensa o a un equilibrio significativo.
Algunas preguntas que debes afrontar son éstas:
¿Eres extrovertido o introvertido? ¿Qué significa eso para ti y cómo se refleja en tu forma de trabajar?
¿A qué hora del día trabaja mejor?
¿Qué es para ti una buena reunión? ¿Qué no es una buena reunión?
¿Qué feedback suele resultarle más útil? ¿Cómo prefieres que se exprese?
¿Empiezas por el panorama general y trabajas en los detalles, o viceversa?
La pregunta de la buena cita: ¿Qué puedes aprender de tus relaciones anteriores?
Compartir historias sobre experiencias laborales positivas es como compartir recetas familiares secretas. Ayuda a recrear colaboraciones fructíferas.
Puedes explorar con las siguientes cuestiones:
¿Qué dijeron (y qué no dijeron)? ¿Qué palabras marcaron la diferencia?
¿Qué hicieron (y qué no hicieron)?
¿Qué acciones elevaron y nutrieron la relación?
¿Qué cualidades mostraron que aumentaron la bondad de lo que había?
La pregunta de la mala cita: ¿Qué puedes aprender de relaciones pasadas frustrantes?
Analizar estos casos aumenta la autoconciencia y ayuda a evitar volver a cometer los mismos errores.
Puedes mencionar estos puntos:
¿Qué palabras y silencios causaron daño?
¿Qué acciones socavaron tus buenas intenciones?
¿Qué te enfadó, frustró o entristeció?
¿Qué acciones hicieron retroceder las cosas?
La pregunta reparadora: ¿Cómo lo arreglarás cuando las cosas vayan mal?
Toda relación laboral tendrá momentos de crisis. Algo irá mal en algún punto. Es totalmente previsible. Pero es difícil hacer algo al respecto. A menudo dejamos que las situaciones se deterioren. Por eso la pregunta final de la conversación clave puede ser tan alentadora y liberadora: ¿Cómo lo arreglarás cuando las cosas vayan mal? Puedes usar las siguientes herramientas para no dejar de conectar:
Di lo que está pasando: Saca a la superficie lo que no se dice; explica lo que te está pasando.
Mantén la curiosidad, mantente abierto y examina tu actitud defensiva.
Escucha con atención para que se sientan escuchados; separa los hechos y los datos de las opiniones y los juicios.
Haz tuyas tus afirmaciones (menos "tú hiciste..." y más "observo que...").
Da el primer paso para volver a conectar; replantea la situación alejándote del "tú contra mí".
Cómo desarrollar la conversación clave
El autor asegura que no es un paso fácil el de invitar a la otra persona a mantener la conversación clave. Pero no hay otra opción que dar el primer paso y explicar lo que te gustaría tratar. Puedes usar estas frases:
Me gustaría que charláramos sobre cómo trabajar juntos.
Me encantaría dedicar tiempo a averiguar contigo qué hará que ésta sea la mejor relación posible.
¿Podríamos tener una conversación clave en la que hablemos de cómo trabajar juntos, en lugar de centrarnos en qué trabajar? Nos dará la mejor oportunidad de averiguar qué funciona, evitar lo que no funciona y arreglar las cosas que se estropean.
Hablemos de cómo trabajamos juntos antes de hablar de en qué trabajamos.
Antes de pasar a lo que hay que hacer/el proyecto/nuestras prioridades, hablemos de cómo trabajamos juntos.
Éstas son las cinco preguntas principales de las que me gustaría que habláramos. He estado pensando en mis respuestas y quiero asegurarme de que ambos tengamos la oportunidad de preguntar y responder:
Al principio: Hazlo seguro
Haz todo lo que puedas para que la otra persona se sienta cómoda. Algunas ideas para el inicio de la conversación:
“Gracias por mantener esta conversación conmigo, significa mucho para mí”.
“¿Qué te resultaría más útil? Esto es lo que tengo en mente”.
“Ésta es la primera pregunta que me gustaría que respondiéramos”.
“¿Quieres responder esto tú primero, o lo hago yo?”.
En el medio: Pregunta y responde
No hay que resolver, decidir ni arreglar nada. Estás compartiendo información útil, verdadera y sincera. Escuchas con atención y tratas de comprender. Preguntar a la otra persona cómo le gustaría trabajar ya es un acto poderoso. Pero no es una conversación clave a menos que tú también respondas a las preguntas.
Al final: Aprecia lo bueno
Agradece la conversación y pregunta: "¿Qué es lo que más te ha servido?". Cuando tú también respondes a esa pregunta, haces tangible lo que te ha resultado más útil. Al nombrarlo y decirlo en voz alta, las partes más útiles se hacen memorables y valiosas. En segundo lugar, le das a la otra persona información sobre lo que ha funcionado mejor. Así sabrá qué hacer más (y menos) en la próxima conversación.
Seis principios para mantener una relación
Mantén la curiosidad: La curiosidad sincera y genuina disipa la niebla que provocan la ambigüedad o la frustración. La curiosidad te ayuda a comprender la situación más profundamente porque te saca de tu propia cabeza.
Mantente vulnerable: Compartir puede ser esclarecedor para ambos. Nos suele pasar que no sabemos lo que sentimos hasta que lo decimos. Por supuesto, compartir demasiado puede frustrar el propósito: es la otra cara de la moneda de aferrarse a la información por razones egoístas.
Sé amable: Hacia el final de su vida, el escritor Aldous Huxley escribió: "Es un poco vergonzoso haberse ocupado toda la vida del problema humano y descubrir al final que uno no tiene más consejo que ofrecer que: 'Intenta ser un poco más amable'".
Ajusta siempre: Con las relaciones todo es cuestión de ajuste. Las condiciones cambian y hay que ajustarse a lo que el momento requiera. Pregúntate qué es lo que está funcionando y cuáles son los gestos silenciosos con los que ambos aportáis a la relación.
Repara a menudo: Cuando te hacen daño, hay que repararlo rápidamente. Saca la herida a la luz porque la luz del sol desinfecta. Entiende lo que te duele y compártelo.
Resetea cuando sea necesario: Una relación con cierta longevidad necesitará algunos momentos de reinicio para mantenerse segura y vital. Después de un conflicto importante, pregúntate si deberíais empezar de nuevo.
Nice!